domingo, 18 de noviembre de 2012

Bujías para el dolor

Día a día actuamos por imitación, plagiamos lo bueno que era tanto y tan sencillo, imitamos gestos palabras y miradas para al final, ser el todo de tu identidad.
Tal día como hoy al final del pasillo seguirían encendidos dos cirios rojos replicando una ayudita para aliviar el dolor. Hoy ya no hay quien los prenda, pero ese color tenue siempre reavivará su recuerdo.
La vida, ese jodido invento que nos pone obstáculos, ha querido que se acabe la cera, supongo que para bien... si, lo creo.
Quedan en mis hombros miles de abrazos que consuelan, ¡vaya si consuelan!, y confirman que una familia grande es grande.
Llegarán más lagrimas, abrazos, emociones raras, alegrías, más pronto que tarde, todo continúa aunque ella no hay más que una.