Ultimamente mi afición a la literatura me hace desvariar, será la falta de costumbre. Nada mas lejos de la realidad, nada mas lejos de la casualidad, porque pronto brotará el agua de un nuevo manantial, entre luces de sonrisas y fotógrafos de amor. El río la llevará a las manos de la naturaleza y ahí entiendo que lo comprenderá todo, por qué merece la pena vivir. Necesitará su mirada cada segundo de la nueva vida, soñará con su voz en las noches frías de cuna, cuando se encuentre perdida perdido su imagen aparecerá y la naturaleza le salvará. Todo se fabricará con calor, como una fábrica de caricias que te imponen ganas de correr entre montañas y arroyos, y el ciclo natural seguirá, con la suerte de estar junto a la madre naturaleza, con la suerte de que en noches frías soñará con su manantial, y con los ojos cerrados comprenderá mi falsa realidad. Y si alguna vez me encuentra en las tinieblas de la noche no te asustes campeón, soy ese hermano que te adorará porque compartes mis sueños. Esta podría ser la historia del rio Yenisey que nace de las montañas de Rusia y atraviesa Siveria o de cualquier otro riachuelo que desemboca en el mediterraneo, tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando porque la vida está llena de casualidades y Dios en agosto está de vacaciones.
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